Cuento de la película Mi Pobre Angelito 4 (2002)

Había una vez, en una noche fría y nevada, un niño llamado Kevin McCallister que se encontraba solo en casa. Sus padres habían salido de viaje y, por error, lo dejaron atrás. Pero lo que no sabían era que unos ladrones, Marv y Vera, planeaban robar su hogar esa misma noche.

Mientras Kevin se preparaba para dormir, escuchó ruidos extraños afuera. Asomándose por la ventana, vio a los ladrones merodeando cerca de su casa. Sin perder tiempo, Kevin decidió que tenía que proteger su hogar y elaboró un ingenioso plan para detener a los ladrones.

– ¡No dejaré que entren a mi casa! – exclamó Kevin con determinación.

Mientras tanto, Marv y Vera discutían sobre cómo entrar a la casa.

– Creo que podemos entrar por la ventana del sótano – sugirió Marv.

– No, es mejor por la puerta principal – respondió Vera.

Kevin escuchó la conversación y rápidamente comenzó a colocar trampas por toda la casa. Puso juguetes en el suelo, cubrió las escaleras con aceite y preparó un balde de agua helada para lanzar a los ladrones.

Cuando Marv y Vera intentaron entrar, se encontraron con las trampas de Kevin. Resbalaron en los juguetes, cayeron por las escaleras y recibieron un baño de agua helada. Pero no se dieron por vencidos y siguieron intentando entrar en la casa.

– ¡Este niño no nos detendrá! – gritó Marv, furioso.

– ¡Vamos a atraparlo! – añadió Vera.

Mientras tanto, Kevin llamó a la policía y les informó sobre los ladrones. Pero sabía que tenía que mantenerlos ocupados hasta que llegaran los oficiales. Así que siguió ideando trampas y engañándolos para que siguieran cayendo en ellas.

En una de las habitaciones, Kevin encontró un viejo muñeco de ventrílocuo y tuvo una idea brillante. Hizo que el muñeco hablara, haciéndoles creer a los ladrones que había más personas en la casa.

– ¡Ríndete, Marv! ¡Somos muchos y tú no puedes con todos nosotros! – dijo Kevin a través del muñeco.

Marv y Vera, asustados, comenzaron a dudar de su plan.

– ¿Qué hacemos ahora, Marv? – preguntó Vera, preocupada.

– No lo sé, pero no podemos rendirnos – respondió Marv.

Finalmente, la policía llegó a la casa y, gracias a las trampas de Kevin, pudieron atrapar a Marv y Vera. Los oficiales felicitaron a Kevin por su valentía y astucia.

– ¡Buen trabajo, Kevin! – dijo el oficial a cargo. – Has protegido tu hogar y ayudado a atrapar a estos ladrones.

Al día siguiente, los padres de Kevin regresaron a casa y se sorprendieron al descubrir lo que había sucedido. Estaban muy orgullosos de su hijo y le prometieron que nunca más lo dejarían solo en casa.

Y así, con la casa a salvo y la familia reunida, Kevin McCallister demostró que incluso un niño pequeño puede ser un gran héroe. Y como dice el dicho: «La unión hace la fuerza, pero la astucia vence al enemigo».

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.