Cuento de la película La telaraña de Carlota (2006)
En una noche estrellada, en una granja llamada Zuckerman, un cerdito llamado Wilbur estaba a punto de vivir una aventura que cambiaría su vida para siempre. Wilbur era un cerdito muy especial, pero no lo sabía todavía.
Un día, mientras Wilbur jugaba en el granero, escuchó una voz misteriosa que le decía: «¡Hola, amigo!». Wilbur miró a su alrededor, pero no pudo ver a nadie. La voz continuó: «No te preocupes, estoy aquí arriba, en la telaraña». Wilbur levantó la vista y vio a una araña llamada Carlota.
Carlota era una araña muy sabia y amable. Ella le contó a Wilbur que había escuchado que el granjero Zuckerman planeaba convertirlo en cena para Navidad. Wilbur se asustó mucho, pero Carlota le prometió que lo ayudaría a salvarse.
Mientras tanto, en la granja, había otros animales que también querían ayudar a Wilbur. Entre ellos estaban Templeton, una rata astuta y egoísta, y Goose y Gander, una pareja de gansos muy parlanchines. Juntos, idearon un plan para convencer al granjero Zuckerman de que Wilbur era un cerdo muy especial y que no debía ser sacrificado.
Carlota comenzó a tejer palabras en su telaraña, como «Radiante» y «Asombroso», para describir a Wilbur. Cuando el granjero Zuckerman y su esposa vieron las palabras en la telaraña, pensaron que era un milagro y que Wilbur era un cerdo extraordinario.
La noticia del cerdo milagroso se extendió rápidamente por todo el pueblo, y pronto llegaron periodistas y fotógrafos para ver a Wilbur y la telaraña de Carlota. El granjero Zuckerman decidió llevar a Wilbur a la feria del condado para mostrarlo a todos.
En la feria, Wilbur conoció a otros animales, como Jeffrey, un cordero que también quería ser amigo de Wilbur. Mientras tanto, Carlota seguía tejiendo palabras en su telaraña para impresionar a los jueces de la feria. Esta vez, tejió la palabra «HUMBLE» (humilde).
Gracias a las palabras de Carlota, Wilbur ganó un premio especial en la feria, y el granjero Zuckerman decidió no sacrificarlo. Sin embargo, Carlota estaba muy cansada después de todo su trabajo y sabía que no viviría mucho más tiempo.
Antes de morir, Carlota puso 514 huevos en un saco y le pidió a Wilbur que los cuidara. Wilbur, agradecido por todo lo que Carlota había hecho por él, aceptó con gusto. Con la ayuda de Templeton, Wilbur llevó el saco de huevos de vuelta a la granja Zuckerman.
Tiempo después, los huevos eclosionaron y nacieron 514 arañitas. Aunque la mayoría de ellas se fueron volando con el viento, tres de las arañitas, llamadas Joy, Aranita y Nellie, decidieron quedarse con Wilbur y ser sus amigas.
Wilbur nunca olvidó a Carlota y siempre recordó la lección más importante que aprendió de ella: la verdadera amistad y el amor pueden cambiar el destino de alguien. Y así, en la granja Zuckerman, Wilbur vivió feliz y seguro, rodeado de sus amigos y las hijas de Carlota.
Y así, con un susurro del viento y el canto de los pájaros, este cuento llega a su fin.
Reflexión del cuento de la película La telaraña de Carlota
Este cuento nos enseña la importancia de la amistad y el amor incondicional. A través de la amistad entre Wilbur y Carlota, vemos cómo el apoyo mutuo puede ayudar a superar los obstáculos y cambiar el destino de alguien. Wilbur encuentra en Carlota y en otros animales de la granja una red de apoyo que le brinda esperanza y protección. Además, la historia resalta la importancia de valorar y cuidar a aquellos que nos han ayudado, como Wilbur cuidando los huevos de Carlota. En última instancia, nos invita a reconocer el poder transformador de la amistad y el amor en nuestras vidas.
Otra reflexión que nos brinda este cuento es la importancia de la humildad. A pesar de las palabras grandiosas tejidas por Carlota en su telaraña, ella incluye la palabra «HUMBLE«. Esto nos recuerda que, a pesar de las habilidades o talentos especiales que podamos tener, es fundamental mantenernos humildes y recordar nuestras raíces. La humildad nos ayuda a valorar las amistades y a no dejarnos llevar por la vanidad o el egoísmo. En este sentido, el cuento nos insta a ser conscientes de nuestras cualidades y a utilizarlas para el bienestar de los demás, sin perder de vista nuestra humildad.
Finalmente, el cuento también nos muestra el poder de la esperanza y la perseverancia. A pesar de las dificultades y el destino incierto que enfrenta Wilbur, la presencia de Carlota y el apoyo de los demás animales le brindan esperanza y le animan a luchar por su vida. El esfuerzo conjunto de todos los personajes por convencer al granjero Zuckerman demuestra que, cuando nos unimos con un propósito común y no nos rendimos, podemos lograr cosas extraordinarias. La historia nos invita a creer en nosotros mismos, a mantener la esperanza incluso en momentos difíciles y a perseverar en la búsqueda de nuestros sueños y objetivos.