Cuento de la película El Camino de Regreso (2020)

Había una vez, en un pequeño pueblo, un hombre llamado Jack Cunningham que tenía un gran secreto. Todos en el pueblo se preguntaban cuál era ese misterio, pero nadie lo sabía. La intriga crecía día a día, y los niños no podían evitar hablar de ello en la escuela.

Un día, Jack recibió una llamada del padre de su antigua escuela, el Padre Devine. Le ofreció un trabajo como entrenador de baloncesto en la escuela, y aunque al principio Jack no estaba seguro, finalmente aceptó. Los niños del equipo de baloncesto, Brandon, Marcus, Kenny, Chubbs, Sam y Russ, estaban emocionados de tener un nuevo entrenador, pero también se preguntaban cuál era el gran secreto de Jack.

El primer día de entrenamiento, Jack llegó al gimnasio y se encontró con su antiguo compañero de equipo, Ben, quien ahora era el asistente del entrenador. Juntos, comenzaron a enseñar a los niños cómo mejorar sus habilidades en el baloncesto. Durante las prácticas, Jack y Ben tenían muchas conversaciones sobre sus vidas y cómo habían cambiado desde que eran jóvenes.

Jack: «Ben, ¿recuerdas cuando éramos jóvenes y jugábamos juntos en este mismo equipo?»

Ben: «Sí, Jack, esos eran buenos tiempos. Pero ahora somos adultos y tenemos responsabilidades. Estoy feliz de que estés aquí para ayudar a estos niños a mejorar en el baloncesto».

Mientras tanto, los niños del equipo comenzaron a notar que Jack a veces parecía triste y preocupado. Un día, después de la práctica, Brandon decidió preguntarle a Jack sobre su gran secreto.

Brandon: «Entrenador, ¿cuál es ese gran secreto que todos en el pueblo quieren saber?»

Jack suspiró y decidió contarles a los niños la verdad. Les explicó que había tenido problemas con el alcohol y que había perdido a su familia debido a ello. Los niños se sorprendieron al escuchar esto, pero también se sintieron más cercanos a Jack porque les había confiado su secreto.

A medida que pasaba el tiempo, el equipo de baloncesto comenzó a mejorar y a ganar más partidos. Los niños se volvieron más unidos y aprendieron a confiar en Jack y en Ben como entrenadores. Incluso la madre de Brandon, Angela, comenzó a asistir a los partidos y a animar al equipo.

Un día, durante un partido importante, Jack recibió una llamada telefónica que lo dejó muy preocupado. Su exesposa, Angie, le dijo que su hijo había sido hospitalizado. Jack se sintió devastado y no sabía qué hacer. Pero entonces, recordó a su equipo y cómo habían aprendido a confiar en él. Decidió quedarse y terminar el partido antes de ir al hospital.

El equipo ganó el partido y todos estaban emocionados. Jack les agradeció a los niños por su esfuerzo y les dijo que tenía que irse. Los niños entendieron y le desearon lo mejor a Jack.

Al final, Jack pudo enfrentar sus problemas y comenzó a reconstruir su vida. Aprendió que, a pesar de los errores del pasado, siempre hay una oportunidad para cambiar y mejorar. Y aunque el gran secreto de Jack ya no era un misterio, los niños del equipo de baloncesto siempre lo recordarían como un entrenador que les enseñó a confiar en sí mismos y a nunca rendirse.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.