Cuento de la película El Héroe de Berlín (2016)

Había una vez, en un pequeño pueblo de Estados Unidos, un joven llamado Jesse Owens que soñaba con ser el mejor atleta del mundo. Pero había un gran misterio que lo rodeaba, y todos se preguntaban si lograría superar los obstáculos que se le presentarían en su camino.

Un día, mientras Jesse entrenaba en la pista de atletismo, su entrenador Larry Snyder se le acercó y le dijo:

– Jesse, tienes un talento increíble, pero necesitas trabajar duro para alcanzar tus sueños.

– Lo sé, entrenador. Estoy dispuesto a darlo todo – respondió Jesse con determinación.

Mientras tanto, en Alemania, el líder del país, Adolf Hitler, estaba planeando los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín. Quería demostrar al mundo la superioridad de la raza aria y no permitiría que nadie se interpusiera en su camino.

De vuelta en Estados Unidos, Jesse y Larry continuaron entrenando duro, y pronto llegó el momento de competir en las pruebas clasificatorias para los Juegos Olímpicos. Jesse logró clasificar en cuatro eventos: los 100 metros, los 200 metros, el salto de longitud y el relevo 4×100 metros.

En el camino hacia los Juegos Olímpicos, Jesse conoció a otros atletas talentosos, como Ralph Metcalfe, Frank Wykoff y Mack Robinson. Juntos, formaron un equipo formidable y estaban listos para enfrentarse al mundo en Berlín.

Cuando llegaron a Alemania, los atletas estadounidenses se encontraron con un ambiente hostil y lleno de prejuicios. Pero Jesse no se dejó intimidar y estaba decidido a demostrar su valía en la pista.

En su primer evento, los 100 metros, Jesse corrió como nunca antes y ganó la medalla de oro. El público en el estadio quedó asombrado por su increíble velocidad y habilidad.

Después de su victoria, Jesse se encontró con un atleta alemán llamado Luz Long, quien lo felicitó por su triunfo. A pesar de las diferencias políticas y raciales, los dos atletas se hicieron amigos y demostraron que el deporte puede unir a las personas.

En los siguientes eventos, Jesse continuó cosechando éxitos. Ganó la medalla de oro en los 200 metros y en el salto de longitud, donde Luz Long le dio valiosos consejos para mejorar su técnica.

Finalmente, llegó el momento del relevo 4×100 metros. Jesse y sus compañeros de equipo, Ralph Metcalfe, Frank Wykoff y Mack Robinson, se prepararon para la carrera de sus vidas.

La tensión en el estadio era palpable, y todos los ojos estaban puestos en el equipo estadounidense. Cuando comenzó la carrera, Jesse y sus compañeros corrieron con todas sus fuerzas, superando a sus rivales y ganando la medalla de oro.

Con sus cuatro medallas de oro, Jesse Owens demostró al mundo que el talento y la determinación pueden superar cualquier barrera. Desafió las creencias de Adolf Hitler y mostró que la verdadera grandeza no se encuentra en la raza, sino en el corazón y el espíritu de cada individuo.

Y así, con el misterio resuelto y la gloria alcanzada, Jesse Owens se convirtió en un símbolo de esperanza y unidad para todos. Su historia nos enseña que, sin importar los desafíos que enfrentemos, siempre podemos superarlos si creemos en nosotros mismos y luchamos por nuestros sueños.

Y colorín colorado, este cuento lleno de valentía y amistad se ha acabado.