Cuento de la película Amigos con derechos (2011)

En una noche estrellada, en una ciudad llena de luces y sueños, dos jóvenes llamados Emma y Adam se conocieron. Aunque no lo sabían en ese momento, sus vidas cambiarían para siempre.

Un día, Adam descubrió que su padre estaba saliendo con su exnovia. Muy molesto, decidió llamar a todas las mujeres de su lista de contactos para distraerse. Al día siguiente, se despertó en el departamento de Emma, sin recordar cómo había llegado allí. Ambos se dieron cuenta de que habían pasado la noche juntos, pero decidieron que sería mejor seguir siendo amigos.

Emma era una doctora muy ocupada y no tenía tiempo para una relación seria. Adam, por otro lado, era un escritor que buscaba el amor verdadero. Un día, mientras conversaban, Emma le propuso a Adam un trato: ser amigos con beneficios, sin compromisos ni sentimientos de por medio.

Adam aceptó el trato, y así comenzó su aventura. Se veían regularmente y disfrutaban de su tiempo juntos, pero siempre recordaban su acuerdo de no enamorarse. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comenzaron a conocerse mejor y a compartir momentos especiales.

Un día, Emma le dijo a Adam: «Me encanta cómo me haces reír, pero no olvides que esto no es una relación seria». Adam respondió: «Lo sé, pero no puedo evitar sentir algo más por ti». A pesar de sus sentimientos, ambos continuaron con su trato.

Mientras tanto, los amigos de Emma y Adam comenzaron a notar que algo había cambiado entre ellos. Les preguntaron si estaban enamorados, pero ambos negaron tener sentimientos el uno por el otro. Sin embargo, en el fondo, sabían que algo más estaba sucediendo.

Un día, Adam invitó a Emma a una fiesta en su casa. Durante la fiesta, Adam se dio cuenta de que estaba enamorado de Emma y decidió confesarle sus sentimientos. Pero antes de que pudiera hacerlo, Emma recibió una llamada urgente del hospital y tuvo que irse.

Adam se sintió decepcionado y decidió escribir una carta a Emma expresando sus sentimientos. Pero antes de que pudiera entregarla, Emma le dijo que había conocido a alguien más y que quería intentar tener una relación seria con él. Adam se sintió destrozado y decidió guardar la carta.

Pasaron algunas semanas, y Emma comenzó a darse cuenta de que también estaba enamorada de Adam. Decidió terminar su relación con el otro hombre y fue a buscar a Adam para confesarle sus sentimientos.

Cuando Emma llegó a la casa de Adam, encontró la carta que él había escrito. Al leerla, se dio cuenta de que Adam también la amaba. Llena de felicidad, fue a buscarlo y lo encontró en un parque cercano.

Emma le dijo a Adam: «He leído tu carta y quiero decirte que también estoy enamorada de ti». Adam sonrió y le respondió: «Estoy feliz de que sientas lo mismo que yo». Desde ese día, Emma y Adam decidieron comenzar una relación seria y dejar atrás su trato de amigos con beneficios.

Y así, Emma y Adam aprendieron que el amor verdadero no puede ser controlado ni escondido. A veces, solo necesita tiempo para florecer y crecer. Y en un abrir y cerrar de ojos, encontraron su felicidad juntos.