Cuento de la película El Niño que Domó el Viento (2019)
En un lugar donde el viento susurraba secretos, había una vez un niño llamado William Kamkwamba. William vivía en un pequeño pueblo en Malaui, un país de África. La vida en el pueblo era difícil, y la sequía había dejado a todos sin suficiente comida para comer. Pero William era un niño curioso y soñador, que siempre buscaba soluciones a los problemas de su comunidad.
Un día, mientras caminaba por el campo, William encontró un libro en una pila de basura. El libro se llamaba «Usando la energía del viento«. Intrigado, William comenzó a leerlo y descubrió que el viento podía ser una fuente de energía para su pueblo. Pero, ¿cómo podría un niño como él construir algo tan grande y poderoso como un molino de viento?
William decidió hablar con su mejor amigo, Geoffrey, sobre su idea. Juntos, comenzaron a recolectar materiales para construir el molino de viento.
William: «Geoffrey, necesitamos encontrar piezas de metal, cables y una bicicleta vieja para construir el molino de viento».
Geoffrey: «¡Claro, William! Vamos a buscar en el depósito de chatarra del pueblo».
Mientras tanto, en el pueblo, la gente comenzó a murmurar sobre lo que estaban haciendo William y Geoffrey. Algunos pensaban que estaban locos, mientras que otros estaban intrigados por su proyecto.
Vecino 1: «¿Has oído hablar de lo que están haciendo esos niños? Están construyendo algo con chatarra».
Vecino 2: «Sí, dicen que es un molino de viento. ¿Crees que funcionará?»
Vecino 1: «No lo sé, pero estoy ansioso por verlo».
Después de semanas de trabajo duro, William y Geoffrey finalmente terminaron de construir el molino de viento. La gente del pueblo se reunió para ver si realmente funcionaría.
Con el corazón acelerado, William subió a la torre del molino de viento y comenzó a girar las aspas. De repente, el viento comenzó a soplar con fuerza, y las aspas del molino de viento empezaron a girar rápidamente.
William (gritando desde la torre): «¡Funciona! ¡El molino de viento está generando energía!»
La gente del pueblo no podía creer lo que veían. El molino de viento de William estaba bombeando agua para regar los campos y generando electricidad para sus hogares. La noticia del éxito de William se extendió rápidamente, y pronto llegaron periodistas de todo el mundo para contar su historia.
Periodista: «William, ¿cómo se te ocurrió la idea de construir un molino de viento?»
William: «Encontré un libro sobre energía eólica y supe que tenía que intentarlo. Quería ayudar a mi pueblo a tener una vida mejor».
El cuento de William Kamkwamba, el niño que domó el viento, se convirtió en una inspiración para personas de todo el mundo. Su historia demostró que incluso en las circunstancias más difíciles, la determinación y la creatividad pueden cambiar el mundo.
Y así, con el viento soplando fuerte y llevando consigo la esperanza de un futuro mejor, William y su molino de viento se convirtieron en un símbolo de lo que es posible cuando se cree en uno mismo y se lucha por un sueño.
Y con un susurro del viento, la historia de William se convirtió en leyenda.
Reflexión del cuento de la película El Niño que Domó el Viento
Este cuento nos habla de la importancia de la creatividad, la determinación y la innovación para hacer frente a los desafíos y las dificultades de la vida. A pesar de que William Kamkwamba vivía en un pueblo de Malaui, donde la sequía y la falta de alimentos eran una constante, su curiosidad e ingenio le llevaron a encontrar una solución para ayudar a su comunidad.
El cuento también destaca la importancia de la educación y el acceso a la información, ya que fue gracias a un libro sobre energía eólica que William tuvo la idea de construir un molino de viento. A través del trabajo duro y la perseverancia, William y su amigo Geoffrey lograron construir un molino de viento que generaba energía para el pueblo y demostraron que, incluso los más jóvenes, pueden tener un gran impacto en su comunidad.