Cuento de la película Forrest Gump (1994)

En una pequeña ciudad del sur de Alabama, un niño llamado Forrest Gump estaba a punto de embarcarse en una aventura que cambiaría su vida para siempre. Un día, mientras Forrest estaba sentado en una parada de autobús, un hombre misterioso se le acercó y le dijo: «Tienes una historia increíble que contar, pero primero, debes vivirla». Intrigado, Forrest decidió seguir las palabras del hombre y comenzar su viaje.

Forrest tenía un amigo llamado Jenny, a quien quería mucho. Un día, mientras caminaban juntos, Jenny le dijo a Forrest: «Corre, Forrest, corre». Y así lo hizo, Forrest comenzó a correr y no se detuvo. Corrió tan rápido que sus piernas se volvieron fuertes y dejó atrás sus aparatos ortopédicos.

A lo largo de su vida, Forrest conoció a muchas personas interesantes y vivió muchas aventuras. Un día, se unió al ejército y fue enviado a Vietnam. Allí, hizo un nuevo amigo llamado Bubba, quien le enseñó todo sobre la pesca de camarones. Juntos, soñaron con tener su propio barco de camarones algún día.

Durante una batalla en Vietnam, Forrest salvó a muchos de sus compañeros, incluido su teniente Dan. Aunque Dan perdió sus piernas en la guerra, nunca olvidó la valentía de Forrest y se convirtió en un amigo cercano.

Después de la guerra, Forrest regresó a casa y comenzó a jugar al ping-pong. Se volvió tan bueno que incluso compitió en un torneo internacional y ganó. Con el dinero que ganó, Forrest compró un barco de camarones y cumplió su promesa a Bubba. Junto con Dan, comenzaron la exitosa compañía Bubba Gump Shrimp.

A lo largo de los años, Forrest siguió corriendo y viviendo aventuras. Un día, mientras corría, inspiró a muchas personas a unirse a él en su viaje. Incluso apareció en las noticias y se convirtió en una celebridad.

Mientras tanto, Jenny había seguido su propio camino y había enfrentado muchas dificultades en su vida. A pesar de todo, nunca dejó de amar a Forrest y siempre lo llevó en su corazón.

Un día, Forrest recibió una carta de Jenny, quien le pedía que la visitara. Cuando se encontraron, Jenny le presentó a su hijo, también llamado Forrest. Jenny le dijo a Forrest que él era el padre del niño y que quería que estuvieran juntos como una familia.

Aunque Jenny estaba enferma, Forrest cuidó de ella y de su hijo con todo el amor y la dedicación que pudo. Juntos, vivieron momentos felices y compartieron sus historias y aventuras.

Finalmente, Jenny falleció y Forrest se quedó solo para criar a su hijo. A pesar de la tristeza, Forrest nunca dejó de correr y de enseñarle a su hijo las lecciones que había aprendido en su vida.

Y así, con el corazón lleno de amor y esperanza, Forrest Gump continuó corriendo y viviendo aventuras, siempre recordando las palabras de su madre: «La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar». Y con un guiño y una sonrisa, Forrest siguió adelante, sabiendo que cada día traería una nueva sorpresa y una nueva oportunidad para aprender y crecer.

Y así, como las hojas caen de los árboles y el viento sopla suavemente, este cuento llega a su fin, pero las aventuras de Forrest Gump continuarán siempre en nuestros corazones.