Cuento de la película Hotel Transylvania (2012)
En una noche oscura y tormentosa, en lo profundo de un bosque encantado, se encontraba el Hotel Transilvania, un refugio seguro para monstruos de todo el mundo. El dueño del hotel, el Conde Drácula, había creado este lugar para proteger a su hija Mavis y a sus amigos de los humanos.
Un día, mientras celebraban el cumpleaños número 118 de Mavis, un joven humano llamado Jonathan llegó al hotel por accidente. Drácula, preocupado por la seguridad de su hija y sus amigos, intentó ocultar la presencia del humano disfrazándolo de monstruo.
Mientras tanto, Mavis y Jonathan se conocieron y comenzaron a hacerse amigos. En una de sus conversaciones, Mavis le preguntó a Jonathan:
– ¿Qué haces aquí en el Hotel Transilvania?
– Vine a explorar el mundo, pero me encontré con este increíble lugar – respondió Jonathan.
A medida que pasaba el tiempo, los demás monstruos del hotel, como Frankenstein, su esposa Eunice, el Hombre Invisible, el Hombre Lobo y su esposa Wanda, y Murray la Momia, comenzaron a sospechar que Jonathan no era un monstruo real.
Un día, mientras todos estaban reunidos en el comedor, Frankenstein confrontó a Jonathan:
– ¡Eres un humano! – exclamó Frankenstein.
– ¡No, no lo soy! – respondió Jonathan nervioso.
Drácula, preocupado por la situación, decidió revelar la verdad a sus amigos:
– Sí, Jonathan es un humano, pero no significa que sea malo. Él ha sido un buen amigo para todos nosotros y especialmente para Mavis.
Todos los monstruos se sorprendieron al escuchar esto, pero decidieron darle una oportunidad a Jonathan. Mientras tanto, Mavis y Jonathan se enamoraron y Drácula tuvo que aceptar que su hija había crecido y merecía explorar el mundo con su nuevo amigo.
Drácula, con el corazón apretado, decidió llevar a Mavis y Jonathan a un lugar especial para que pudieran estar juntos. En el camino, se encontraron con un grupo de humanos que, para sorpresa de Drácula, no tenían miedo de los monstruos y los trataban con amabilidad.
Al final, Drácula comprendió que no todos los humanos eran malos y que su hija podía ser feliz con Jonathan. El Hotel Transilvania se convirtió en un lugar donde monstruos y humanos podían convivir en paz y armonía.
Mientras todos celebraban la unión de Mavis y Jonathan, Drácula se acercó a su hija y le dijo:
– Mavis, siempre serás mi pequeña niña, pero ahora sé que puedo confiar en que estarás a salvo en el mundo con Jonathan.
Mavis abrazó a su padre y le agradeció por todo lo que había hecho por ella. Todos los monstruos y humanos se unieron en una gran fiesta, celebrando la amistad y el amor que había nacido en el Hotel Transilvania.
Y así, en un mundo donde monstruos y humanos aprendieron a aceptarse y respetarse mutuamente, la vida en el Hotel Transilvania cambió para siempre.
Reflexión del cuento de la película Hotel Transylvania
Este cuento nos enseña la importancia de no juzgar a los demás por su apariencia o diferencias. A través de la historia, vemos cómo los monstruos inicialmente desconfían de Jonathan por ser humano, pero con el tiempo aprenden a valorarlo por su amistad y bondad. El cuento nos invita a superar prejuicios y estereotipos, reconociendo que la verdadera esencia de una persona no está determinada por su aspecto externo.
Además, el cuento nos muestra la importancia de la aceptación y el amor incondicional. Aunque inicialmente el Conde Drácula se preocupa por la seguridad de su hija y trata de ocultar la presencia de Jonathan, eventualmente comprende que su hija merece ser feliz y confía en su capacidad para tomar decisiones adecuadas. El amor entre Mavis y Jonathan prevalece y, a través de su relación, los demás monstruos aprenden a abrir sus corazones y aceptar a Jonathan como parte de su comunidad.
Por último, el cuento resalta la importancia de la convivencia pacífica y el entendimiento mutuo. Al final de la historia, el Hotel Transylvania se convierte en un lugar donde monstruos y humanos pueden coexistir en armonía. Esto nos muestra que, a pesar de nuestras diferencias, es posible construir un mundo en el que nos tratemos con respeto y amabilidad, superando los miedos y las barreras que nos separan.