Cuento de la película Días del cielo (1978)

En un lugar lejano y misterioso, donde el sol brillaba intensamente sobre los campos de trigo, vivían Bill, Abby y Linda. Un día, mientras trabajaban en la granja, descubrieron un secreto que cambiaría sus vidas para siempre.

– Bill: Abby, ¿qué crees que hay detrás de esa colina?
– Abby: No lo sé, pero tengo la sensación de que es algo importante.

Los tres amigos decidieron investigar y se adentraron en el campo de trigo. Mientras caminaban, Linda encontró un mapa antiguo que parecía indicar la ubicación de un tesoro escondido.

– Linda: ¡Miren lo que encontré! ¿Creen que nos lleve al tesoro?
– Bill: ¡Vamos a averiguarlo!

El mapa los guió a través de aventuras y desafíos, enfrentándose a obstáculos y resolviendo acertijos. En su viaje, conocieron a un anciano sabio llamado Sam que les dio un consejo valioso.

– Sam: Recuerden, el verdadero tesoro no siempre es lo que parece. A veces, está escondido en los lugares más inesperados.

Con el consejo de Sam en mente, continuaron su búsqueda. Llegaron a un río caudaloso y se dieron cuenta de que necesitaban cruzarlo para seguir el mapa.

– Abby: ¿Cómo vamos a cruzar este río?
– Bill: ¡No se preocupen! Construiré un puente con la madera que hay por aquí.

Bill trabajó arduamente y construyó un puente resistente que les permitió cruzar el río. Al otro lado, encontraron una cueva oscura y misteriosa.

– Linda: ¿Creen que el tesoro esté aquí?
– Abby: Solo hay una forma de averiguarlo.

Armados de valentía, entraron en la cueva y exploraron sus profundidades. Después de sortear trampas y enigmas, llegaron a una cámara secreta donde encontraron un cofre antiguo.

– Bill: ¡Lo encontramos! ¡El tesoro está aquí!

Al abrir el cofre, descubrieron que no contenía oro ni joyas, sino un libro antiguo lleno de historias y conocimientos.

– Abby: ¿Esto es todo? ¿Un libro?
– Linda: Esperen, recuerden lo que dijo Sam. El verdadero tesoro no siempre es lo que parece.

Los tres amigos comenzaron a leer el libro y se dieron cuenta de que estaba lleno de sabiduría y enseñanzas valiosas. Aprendieron sobre la importancia de la amistad, el amor y la perseverancia.

– Bill: Creo que Sam tenía razón. Este libro es un tesoro más valioso que cualquier cantidad de oro.
– Abby: Sí, y lo encontramos juntos, como amigos.

Con el libro en mano, regresaron a su hogar en el campo de trigo y compartieron las historias y lecciones aprendidas con sus vecinos. La vida en la granja mejoró y todos vivieron felices y en armonía.

Y así, Bill, Abby y Linda descubrieron que el verdadero tesoro no era el oro ni las joyas, sino el conocimiento y la amistad que habían cultivado en su aventura. Y en un abrir y cerrar de ojos, sus vidas cambiaron para siempre.