Cuento de la película Gravedad (2013)

En un rincón lejano del espacio, donde las estrellas parecían bailar, comenzó una aventura que nadie olvidaría. Dr. Ryan Stone, una inteligente ingeniera médica, se encontraba en su primera misión espacial junto al experimentado astronauta Matt Kowalsky, quien estaba a punto de retirarse.

Un día, mientras realizaban una caminata espacial, algo inesperado sucedió. De repente, un montón de escombros golpeó su nave, destruyéndola por completo. Ryan y Matt quedaron a la deriva, atados el uno al otro, y comenzaron a girar en la oscuridad del espacio.

Matt intentó mantener la calma y le dijo a Ryan: «No te preocupes, encontraremos una solución juntos». Pero Ryan estaba asustada y no podía evitar pensar en lo que pasaría si no lograban regresar a casa.

Mientras luchaban por sobrevivir, Ryan y Matt se encontraron con una estación espacial abandonada. Decidieron ingresar, con la esperanza de encontrar una forma de regresar a la Tierra. Dentro de la estación, descubrieron que no estaban solos. Había otro astronauta, Shariff, quien había perecido en un accidente anterior.

A medida que el tiempo pasaba, Ryan y Matt se dieron cuenta de que su oxígeno se estaba agotando rápidamente. Necesitaban encontrar una solución pronto, o no sobrevivirían. Juntos, idearon un plan para llegar a otra estación espacial cercana, donde podrían encontrar una cápsula de escape para regresar a la Tierra.

Mientras se dirigían a la otra estación, Matt le contó a Ryan historias sobre su vida y sus aventuras en el espacio. Ryan también compartió sus propias experiencias y temores. A pesar de la situación desesperada en la que se encontraban, ambos comenzaron a sentir una conexión especial.

Cuando finalmente llegaron a la estación espacial, Ryan y Matt se enfrentaron a un nuevo desafío. La cápsula de escape estaba dañada y necesitaban repararla antes de poder regresar a casa. Trabajaron juntos, utilizando sus habilidades y conocimientos para solucionar el problema.

Sin embargo, el tiempo se estaba acabando y el oxígeno se agotaba rápidamente. Matt tomó una difícil decisión y se sacrificó para que Ryan pudiera tener una oportunidad de sobrevivir. Con lágrimas en los ojos, Ryan le prometió a Matt que no dejaría que su sacrificio fuera en vano.

Con determinación y valentía, Ryan logró reparar la cápsula de escape y comenzó su viaje de regreso a la Tierra. A medida que la cápsula descendía hacia el planeta, Ryan pensaba en Matt y en todo lo que habían vivido juntos.

Finalmente, la cápsula aterrizó en un lago tranquilo, y Ryan emergió, exhausta pero agradecida por estar viva. Mientras caminaba hacia la orilla, sintió una profunda conexión con la Tierra y una nueva apreciación por la vida.

Y así, después de enfrentar innumerables desafíos y superar todos los obstáculos, Ryan Stone regresó a casa, llevando consigo el recuerdo de su valiente amigo Matt Kowalsky. Y aunque su aventura en el espacio había llegado a su fin, las lecciones que aprendieron y la amistad que compartieron vivirían para siempre en sus corazones.

Y como dicen en las historias más emocionantes, después de la tormenta siempre llega la calma, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.