Cuento de la película Dune: Parte 1 (2021)

En un rincón lejano del universo, donde las estrellas parecían bailar en el cielo, se encontraba el planeta Arrakis, también conocido como Dune. Este mundo desértico era el único lugar donde se podía encontrar la valiosa especia melange, capaz de otorgar poderes increíbles a quienes la consumían.

Un día, el joven príncipe Paul Atreides llegó a Arrakis junto a su familia, los nobles Atreides, para gobernar el planeta y proteger la producción de melange. Sin embargo, pronto descubrieron que no todo era tan fácil como parecía.

– Padre, ¿por qué debemos venir a este lugar tan peligroso? – preguntó Paul a su padre, el duque Leto Atreides.

– Paul, hemos sido enviados aquí por el Emperador para proteger la especia y asegurar la paz en el universo – respondió el duque Leto.

Mientras tanto, en las profundidades del desierto, vivían los misteriosos Fremen, un pueblo guerrero que había aprendido a sobrevivir en las duras condiciones de Arrakis. Ellos conocían el secreto de la especia y su conexión con los gigantescos gusanos de arena que habitaban el desierto.

Un día, Paul conoció a Chani, una joven Fremen que le enseñó cómo sobrevivir en el desierto y cómo montar a los gusanos de arena.

– Paul, debes aprender a respetar el desierto y a sus criaturas si quieres gobernar Arrakis – le dijo Chani.

Pero los enemigos de los Atreides, los malvados Harkonnen, no estaban dispuestos a permitir que los Atreides controlaran la producción de melange. Así que, liderados por el barón Vladimir Harkonnen, atacaron a los Atreides y tomaron el control de Arrakis.

El duque Leto fue capturado y asesinado, pero Paul y su madre, la Dama Jessica, lograron escapar al desierto. Allí, fueron acogidos por los Fremen, quienes vieron en Paul a un líder capaz de liberarlos de la opresión de los Harkonnen.

– Paul, debes unir a los Fremen y liderarlos en la lucha contra los Harkonnen – le dijo su madre.

Y así, Paul se convirtió en Muad’Dib, el líder de los Fremen, y comenzó a entrenarlos en el arte de la guerra. Juntos, idearon un plan para derrotar a los Harkonnen y recuperar el control de Arrakis.

La batalla final fue épica. Los Fremen, montados en sus gigantescos gusanos de arena, atacaron a las fuerzas Harkonnen y las derrotaron. El barón Vladimir Harkonnen fue capturado y llevado ante Paul.

– Barón, has sido derrotado. Ahora, Arrakis será gobernado por aquellos que lo respetan y protegen – dijo Paul.

Con la victoria de los Fremen y los Atreides, la paz volvió a Arrakis y la producción de melange pudo continuar. Paul, ahora conocido como el Emperador de Arrakis, gobernó con sabiduría y justicia, asegurando un futuro próspero para su pueblo.

Y así, en aquel lejano rincón del universo, donde las estrellas bailaban en el cielo, la leyenda de Dune se convirtió en un cuento que se contaría por generaciones. Y con un susurro del viento del desierto, este cuento llegó a su fin.