Cuento de la película Encantada (2007)

En un reino muy lejano, donde la magia y la fantasía eran parte de la vida cotidiana, vivía una hermosa joven llamada Giselle. Soñaba con encontrar a su príncipe azul y vivir feliz para siempre. Un día, mientras cantaba en el bosque, apareció el apuesto Príncipe Edward, y ambos se enamoraron al instante. Pero antes de que pudieran casarse, la malvada madrastra de Edward, la Reina Narissa, intervino.

La Reina Narissa, temiendo perder su trono, lanzó un hechizo sobre Giselle y la envió a un lugar donde no existían los cuentos de hadas: el mundo real, en la ciudad de Nueva York. Allí, Giselle, confundida y asustada, conoció a un hombre llamado Robert y a su pequeña hija Morgan. Aunque al principio no creían en la magia, pronto se dieron cuenta de que Giselle era diferente y decidieron ayudarla a regresar a su mundo.

Mientras tanto, en el reino mágico, el Príncipe Edward, acompañado por su fiel amigo Pip, un divertido chipmón, decidió buscar a Giselle y traerla de vuelta. Juntos, cruzaron el portal mágico y llegaron a Nueva York, donde comenzaron su búsqueda.

En la ciudad, Giselle, Robert y Morgan vivieron muchas aventuras juntas. Giselle enseñó a Robert y Morgan a creer en la magia y en el amor verdadero, mientras que ellos le mostraron cómo enfrentar los desafíos del mundo real. Durante su tiempo juntos, Giselle y Robert comenzaron a enamorarse, aunque ninguno de los dos quería admitirlo.

Finalmente, el Príncipe Edward encontró a Giselle y, lleno de alegría, le pidió que regresara con él a su reino. Pero Giselle, ahora enamorada de Robert, no estaba segura de qué hacer. En ese momento, la Reina Narissa apareció en Nueva York, decidida a eliminar a Giselle de una vez por todas.

La Reina Narissa se transformó en un enorme dragón y secuestró a Robert, llevándolo a lo alto de un rascacielos. Giselle, valiente y decidida, subió al edificio para enfrentarse a la malvada reina y salvar a Robert. Con la ayuda de Edward, Pip y Morgan, Giselle derrotó a Narissa y rescató a Robert.

Después de la batalla, Giselle y Robert se dieron cuenta de que estaban destinados a estar juntos. Giselle decidió quedarse en el mundo real con Robert y Morgan, mientras que el Príncipe Edward regresó a su reino, donde encontró el amor en una joven llamada Nancy, quien también había sido transportada desde Nueva York.

Y así, todos vivieron felices en sus respectivos mundos, habiendo aprendido valiosas lecciones sobre el amor, la amistad y la magia. Aunque sus vidas habían cambiado para siempre, nunca olvidaron las increíbles aventuras que compartieron y cómo, juntos, habían logrado vencer a la malvada Reina Narissa.

Y así, con un último destello de magia, el cuento llegó a su fin, dejando en el corazón de cada uno de ellos un recuerdo imborrable de amor y amistad.