Cuento de la película Amadrinadas (2020)
En un lugar muy lejano, donde la magia y las hadas madrinas eran parte de la vida cotidiana, comenzó una historia que cambiaría el destino de sus protagonistas. Un día, una joven e inexperta hada madrina llamada Eleanor descubrió que el mundo de los humanos estaba perdiendo la fe en la magia y las hadas madrinas. Decidida a demostrar que su profesión aún era necesaria, Eleanor se embarcó en una misión para ayudar a una niña llamada Mackenzie Walsh.
Al llegar al mundo de los humanos, Eleanor se dio cuenta de que Mackenzie ya no era una niña, sino una mujer adulta con dos hijas, Jane y Mia. A pesar de este contratiempo, Eleanor estaba decidida a cumplir su misión y devolver la felicidad a la vida de Mackenzie.
Eleanor se presentó ante Mackenzie y sus hijas, explicándoles su propósito. Mackenzie, escéptica, le dijo a Eleanor que no creía en las hadas madrinas y que no necesitaba su ayuda. Pero Eleanor no se rindió y comenzó a entablar conversaciones con los personajes de la historia.
Eleanor: «Mackenzie, estoy aquí para ayudarte a encontrar la felicidad. Por favor, dame una oportunidad».
Mackenzie: «No necesito una hada madrina, Eleanor. Mi vida está bien como está».
Jane: «Mamá, ¿por qué no le das una oportunidad? Tal vez pueda ayudarnos».
Mia: «Sí, mamá. ¿Qué tenemos que perder?»
Mackenzie, aunque todavía escéptica, aceptó darle una oportunidad a Eleanor. A lo largo de la historia, Eleanor intentó ayudar a Mackenzie y a sus hijas de diversas maneras, pero sus esfuerzos a menudo terminaban en desastres cómicos. A pesar de los contratiempos, Eleanor nunca se rindió y continuó buscando formas de mejorar la vida de la familia Walsh.
Durante su tiempo con la familia, Eleanor conoció a otros personajes importantes en la vida de Mackenzie, como su jefe Grant y su compañera de trabajo Paula. Eleanor también se encontró con Agnes y Barb, dos hadas madrinas mayores que la ayudaron a comprender mejor su propósito y a aprender valiosas lecciones sobre la vida y la felicidad.
A medida que la historia avanzaba, Eleanor comenzó a darse cuenta de que la felicidad no siempre se encuentra en los cuentos de hadas y que a veces las personas deben enfrentar sus problemas y tomar decisiones difíciles para encontrar la verdadera felicidad. Eleanor también aprendió que la magia no siempre es la solución a los problemas y que a veces el amor y el apoyo de la familia y los amigos son más importantes.
Finalmente, Eleanor logró ayudar a Mackenzie a enfrentar sus miedos y a tomar decisiones importantes en su vida. Mackenzie decidió dejar su trabajo y comenzar su propio negocio, mientras que Jane y Mia aprendieron a creer en sí mismas y a perseguir sus sueños. La familia Walsh también aprendió a apreciar la magia en sus vidas y a creer en las hadas madrinas una vez más.
Con su misión cumplida, Eleanor regresó al mundo de las hadas madrinas, donde fue recibida con orgullo por Agnes y Barb. Eleanor había demostrado que las hadas madrinas aún eran necesarias y que la magia y la felicidad podían encontrarse en los lugares más inesperados.
Y así, con una sonrisa en su rostro y la satisfacción de haber cambiado la vida de una familia para siempre, Eleanor se despidió de sus amigos y volvió a su hogar en el mundo mágico, donde nuevas aventuras la esperaban. Y como dice el viejo refrán, «donde hay amor y esperanza, siempre habrá magia».
Reflexión del cuento de la película Amadrinadas
Este cuento nos invita a reflexionar sobre la importancia de creer en la magia y en las segundas oportunidades. A través de la historia de Eleanor y la familia Walsh, aprendemos que la magia no solo se encuentra en los cuentos de hadas, sino también en los momentos cotidianos de la vida. A veces, es necesario abrir nuestras mentes y corazones a las posibilidades y permitir que la magia y la ayuda lleguen a nuestras vidas.
Además, el cuento nos enseña que la felicidad no siempre está ligada a soluciones mágicas. La verdadera felicidad se encuentra en el amor, el apoyo de la familia y los amigos, y en tomar decisiones valientes y auténticas. Eleanor descubre que la magia puede ser un catalizador para el cambio, pero son las personas mismas quienes deben enfrentar sus miedos y tomar acción para encontrar la felicidad duradera.
En última instancia, el cuento nos deja con la idea de que la magia y la felicidad están presentes en nuestras vidas, pero depende de nosotros reconocerlas y aprovecharlas. La historia nos anima a mantener la fe en la magia, a abrirnos a las oportunidades y a creer en nosotros mismos, recordándonos que, donde hay amor y esperanza, siempre hay un toque de magia en nuestras vidas.