Cuento de la película Mi vecino Totoro (1988)

En una noche estrellada, en un pequeño pueblo de Japón, vivían dos hermanas llamadas Satsuki y Mei. Habían llegado a una casa antigua junto a su padre, Tatsuo, para estar más cerca de su madre, Yasuko, quien estaba en el hospital recuperándose de una enfermedad.

Un día, mientras exploraban el jardín, Mei encontró un pequeño túnel que la llevó a un bosque mágico. Allí, conoció a una criatura gigante y peluda llamada Totoro. ¿Qué aventuras les esperarían a las hermanas con este misterioso ser? La intriga estaba servida.

Mei, emocionada, le contó a Satsuki sobre su encuentro con Totoro. Al principio, Satsuki no le creyó, pero luego, ambas hermanas se encontraron con Totoro y sus amigos, los espíritus del bosque.

Un día, mientras esperaban bajo la lluvia en una parada de autobús, Totoro apareció junto a ellas. Satsuki le preguntó:

– Totoro, ¿qué haces aquí?

Totoro sonrió y, con un gesto, hizo aparecer un gatobús mágico que las llevó a visitar a su madre en el hospital. Yasuko, al ver a sus hijas, les dijo:

– ¡Mis niñas! Estoy muy feliz de verlas. Pronto estaré en casa con ustedes.

Las hermanas, emocionadas, regresaron a su hogar en el gatobús. A lo largo de su aventura, conocieron a otros personajes, como el anciano Kanta y su abuela Oba-chan, quienes les enseñaron sobre la vida en el campo y la importancia de cuidar la naturaleza.

Un día, Mei escuchó que su madre tendría que quedarse más tiempo en el hospital. Preocupada, decidió ir a visitarla por su cuenta. Satsuki, al darse cuenta de que Mei había desaparecido, fue en busca de su hermana con la ayuda de Totoro y el gatobús.

Mientras tanto, Mei caminaba por el bosque, perdida y asustada. De repente, Totoro apareció y la llevó a un lugar seguro. Satsuki, al encontrar a Mei, le dijo:

– Mei, no debes ir sola al hospital. Siempre debemos estar juntas y cuidarnos.

Mei, con lágrimas en los ojos, abrazó a su hermana y prometió no alejarse de nuevo.

Finalmente, llegó el día en que Yasuko regresó a casa. Las hermanas, junto a Totoro y los espíritus del bosque, celebraron su regreso con una gran fiesta. Todos bailaron y cantaron, agradecidos por la amistad y el amor que compartían.

Con el tiempo, las hermanas aprendieron a apreciar la magia que los rodeaba y a valorar la importancia de la familia y la naturaleza. Aunque sabían que Totoro y sus amigos siempre estarían cerca, también entendieron que debían enfrentar sus propios desafíos y crecer juntas.

Y así, en aquel pequeño pueblo de Japón, Satsuki, Mei y su familia vivieron felices, rodeados de amor y magia. Y aunque las aventuras con Totoro y los espíritus del bosque quedaron en el pasado, sus recuerdos siempre estarían en sus corazones.

Y con una sonrisa en sus rostros, las hermanas supieron que siempre tendrían un amigo en Totoro, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.