Cuento de la película Hombre en Llamas (2004)

En una noche de luna llena, en una ciudad llena de misterios, vivía un hombre llamado John Creasy. John era un antiguo soldado que ahora trabajaba como guardaespaldas. Un día, le ofrecieron un trabajo para proteger a una niña llamada Pita, hija de un importante empresario.

Desde el primer día, John y Pita se hicieron buenos amigos. Pita era una niña alegre y curiosa, siempre dispuesta a aprender cosas nuevas. A menudo, ella le hacía preguntas a John sobre su pasado y sus aventuras. John, aunque al principio era reservado, poco a poco comenzó a abrirse y compartir sus historias con Pita.

Un día, mientras caminaban por el parque, Pita le preguntó a John:

– Pita: ¿Alguna vez has salvado a alguien en peligro, John?

– John Creasy: Sí, Pita, lo he hecho. Pero no siempre es fácil, y a veces hay que tomar decisiones difíciles.

Pita asintió con la cabeza, pensando en las valientes hazañas de John.

Un día, mientras Pita estaba en su clase de piano, unos hombres malvados la secuestraron. John, al darse cuenta de lo que había ocurrido, se sintió devastado y decidió que haría todo lo posible para rescatar a su amiga.

John comenzó a investigar y siguió las pistas que lo llevaron a un grupo de criminales muy peligrosos. Durante su búsqueda, John se encontró con un periodista llamado Rayburn, quien también estaba investigando a los secuestradores. Juntos, decidieron unir fuerzas para encontrar a Pita y llevar a los criminales ante la justicia.

Mientras tanto, Pita estaba asustada pero valiente. Ella recordaba las historias de John y se decía a sí misma que él vendría a rescatarla. En su cautiverio, Pita conoció a otro niño llamado Miguel, quien también había sido secuestrado. Juntos, se apoyaron mutuamente y esperaron el momento en que serían rescatados.

Después de muchas aventuras y enfrentamientos con los criminales, John y Rayburn finalmente encontraron el escondite donde Pita y Miguel estaban cautivos. Con valentía y astucia, lograron infiltrarse en el lugar y rescatar a los niños.

– John Creasy: ¡Pita, Miguel, estamos aquí para salvarlos!

– Pita: ¡Sabía que vendrías, John! ¡Gracias!

– Miguel: ¡Gracias por rescatarnos!

John y Rayburn llevaron a Pita y Miguel a un lugar seguro, donde se reunieron con sus familias. Todos estaban muy agradecidos por el coraje y la determinación de John y Rayburn.

– Padre de Pita: No puedo agradecerte lo suficiente, John. Has salvado a mi hija y a Miguel. Eres un verdadero héroe.

– John Creasy: Solo hice lo que tenía que hacer. Pita es como una hija para mí, y no podía permitir que esos criminales se salieran con la suya.

Después de ese día, la vida de John y Pita cambió para siempre. Aunque John continuó trabajando como guardaespaldas, siempre encontraba tiempo para visitar a Pita y compartir nuevas aventuras con ella. Pita, por su parte, nunca olvidó el valor y la amistad de John, y creció para convertirse en una mujer fuerte y valiente, siempre dispuesta a ayudar a los demás.

Y así, en un atardecer dorado, John y Pita se sentaron juntos en el parque, recordando sus aventuras y planeando nuevas hazañas. Sabían que, pase lo que pase, siempre estarían el uno para el otro, enfrentando juntos cualquier desafío que la vida les presentara.